domingo, 29 de enero de 2012

Podría componer las canciones más tristes.
Debería agradecerte que me ayudaras a salir de aquí. Pero fuiste tú el que me metió en esto, así que no hay nada que agradecer. Te odio, es un hecho. No quiero volver a saber nada de ti. Si algún día te dignas a hablarme de nuevo, esta vez seré yo quien no conteste.

martes, 10 de enero de 2012

Me siento extraña. Ni bien ni mal. Creo que estoy en estado de shock todavía. No me puedo creer que lo haya perdido. Me resulta inconcebible.
Sí, admito que sabía que llegaría este momento, pero jamás pensé que tan pronto.
Pero ya está, se acabó. Duele, pero es la realidad.
Supongo que ahora trataremos menos, es normal. Me quedo con el recuerdo y con el hecho de que todavía puedo soñar despierta.

domingo, 8 de enero de 2012

En las frías mañanas de invierno, yo me despertaba sabiendo que vivía en una burbuja. Dentro me sentía a gusto. Estaba calentita, protegida y no estaba sola.
Ahora que la burbuja se ha roto (en realidad la he roto yo), me siento vacía. Me falta algo. Sé lo que es y tengo miedo. ¿Será estrictamente necesario recuperarlo?
He llorado tanto que casi me he bebido 2 litros de agua en menos de 24 horas, cosa nada normal en mí, que suelo beber más bien poco. Hace exactamente 46'5 horas que no como nada. ¿Qué me está pasando? Supongo que ahora me haré una cena ligera para que mi estómago no reciba de golpe todo lo que no he comido hasta ahora.
Las desgracias nunca vienen solas. Es cierto. Siempre vienen acompañadas por otra desgracia aún peor.



Empiezo este nuevo blog con la esperanza de que me ayude como terapia contra lo que estoy viviendo en estos momentos.
Las clases empiezan mañana y hoy me toca hacer todos los deberes que debería haber hecho en Navidad. Para colmo, mi estado de ánimo no es el idóneo para ponerse a hacer comentarios de texto. Solo me apetece dormir y quedarme en la cama, tumbada, mirando al techo y pensando en todo lo que viví, todo lo que ya no volveré a vivir y todo lo que podría haber vivido.
No me arrepiento, para nada, de todas las cosas que hice por él.
Ahora que se ha ido (por decisión mía) me siento mucho más vulnerable. ¿Con quien voy a hablar ahora? Estoy perdida. Tengo que aguantar, aunque ya estoy pensando en rendirme. He de ser fuerte, ahora más que nunca.
Quizás esté siendo egoísta. Estoy negándole mi amistad solamente porque un día se me ocurrió empezar a quererle. Anyways, gracias por todo. No me cansaré de decírtelo.